Había escuchado “Pastores
que huelen a oveja”, famosa frase del Papa Francisco dedicada a todos los
sacerdotes, religiosos y laicos que entregan su tiempo y su esfuerzo al
servicio del Señor. Dichas palabras me hacen recordar con alegría y orgullo
misión como catequista, que no solo debo ser un líder que dirija a mis
catequizados, si no que debo tener la capacidad
de estar para ellos y con ellos.
“Oler a oveja”
siempre me sonó muy curioso y a la vez es un pensamiento que siempre debo
cumplir, sin embargo no me imaginaba que no era suficiente con tener olor, si
no que había de tener también un sabor.
“Como los
chifas…” decía el P. Juame Benaloy el segundo día de la Semana de formación para catequistas 2014, dando su punto de vista
respecto al tema “Jesucristo, evangelio para la humanidad” y que, a diferencia
de los platos que sirven en ellos, debemos tener un sabor único, el del evangelio.
¿Pero que es saber a evangelio? Pues ni más ni menos que seguir a Jesucristo, imitándolo en cada acto y en cada palabra que hizo y dijo. Tal vez no muramos en una cruz, ni nos den de latigazos, pero en todo lo demás si debemos ser con Él, haciendo presente su vida en nuestras vidas. Vivir el evangelio es tener coherencia con lo que se dice y se hace, tener y leer la biblia en todo momento. Todo catequista siempre vivir y difundir la Buena nueva sin perder nunca la alegría de ser uno mismo.
Podría
extenderme en este gran y maravilloso tema y nunca terminar de escribir, por lo
que resumiendo aquellas sabias palabras escuchadas aquel día, podría decir que
un catequista que se respeta es aquel que huele a oveja y tiene sabor a
evangelio.